Hoy tuve el privilegio de supervisar los trabajos de alumbrado público en un área que se encuentra en pleno proceso de transformación: la altura del puente La Baba. Es asombroso pensar en cómo un simple cambio en el entorno puede impactar radicalmente la vida de quienes lo transitan. Durante esta jornada, observé con satisfacción la instalación de más de 15 postes de luz en aquellos espacios que antes carecían de iluminación. Cada poste representa no solo una fuente de luz, sino también un compromiso hacia nuestra comunidad.
Acompañando a estos postes, hemos colocado más de 500 luminarias LED, que no solo son más eficientes y sostenibles, sino que también brindan claridad y seguridad en nuestras calles. Imaginen la diferencia que hará este nuevo sistema de alumbrado en la vida nocturna del área; cada rincón recuperará su esplendor, cada paso será más seguro y cada encuentro más cálido.
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Pero esto es solo el comienzo. En los próximos días, se realizará la demarcación y señalización correspondiente, incluyendo los esperados ojos de gato que ayudarán a resaltar las áreas clave y guiarán a los conductores y peatones de manera efectiva. Este no es solo un proyecto de iluminación; es una promesa de cuidar y mejorar nuestro entorno, de generar espacios más amigables y seguros para todos.
Y mientras recorro estas calles, me siento abrumado de gratitud. Gracias, gracias, gracias. Cada día, en cada lugar que visito, recibo un sinfín de muestras de apoyo y amor por parte de la comunidad. Ese cariño es lo que me motiva a seguir adelante, a nunca rendirme en esta misión de transformar nuestro espacio y llenarlo de luz. Juntos, estamos recuperando la esencia de nuestra ciudad.