Hoy tuve la fortuna de recorrer el Asentamiento Campesino Félix Eduardo Navarro, un rincón pleno de vida y producción en el corazón de la Comuna Nuestro Norte es el Sur 07. Como alcaldesa, he aprendido que el verdadero liderazgo no se encuentra en las oficinas, sino en las calles, junto a nuestra gente. Cada paso que di entre los campos sembrados fue un recordatorio de la fortaleza y la resiliencia de nuestros campesinos y campesinas.
Mientras caminaba, me detuve a escuchar las historias de vida que compartían. Conversaciones sinceras, cargadas de anhelos, logros y frustraciones. Cada agricultor y agricultora tiene una historia que contar: desde las técnicas ancestrales utilizadas en la siembra hasta los desafíos que enfrentan cada día por el clima cambiante y la escasez de recursos. Me encontré con mujeres y hombres comprometidos, que a pesar de las adversidades, siempre encuentran una razón para sonreír al final del día.
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Presencié la dedicación con la que trabajan la tierra; sus manos, marcadas por el esfuerzo, cuentan historias de amor y sacrificio por su hogar. La pasión que ponen en cada cosecha es evidente: sus ojos brillan al hablar de los productos que cultivan, que no solo alimentan a sus familias, sino que también nutren a toda nuestra comunidad.
Me llevo no solo el sol en el rostro y el aroma de la tierra fresca impregnado en mi ser, sino también una agenda de trabajo clara, construida a partir de sus propias voces. Ellos son los verdaderos arquitectos de nuestro desarrollo. Hoy reafirmo mi compromiso de trabajar codo a codo con ustedes, por un futuro más próspero y justo. Adelante, juntos.
