En el corazón de Mariara, la Plaza Bolívar se convierte en un escenario natural donde las historias danzan al ritmo del viento. En esta emblemática locación, tuve el privilegio de conversar con Remigio Bernal, un bailarín y coreógrafo que ha tejido su propia esencia en la rica tapestry de la danza nacionalista venezolana. Con más de 33 años de dedicación al frente de la Escuela Municipal de Danzas Mariara, Remigio no solo ha sido un faro de inspiración, sino también un embajador de la cultura de nuestro país en escenarios nacionales e internacionales.
Mientras sus ojos brillaban con nostalgia, Remigio recordó aquellos primeros pasos en el arte de la danza, cuando tuvo la oportunidad única de compartir el escenario con Alí Primera, un ícono de nuestra música. Esa experiencia fue más que un recuerdo; fue el combustible que alimentó su pasión por la danza, un arte que considera un espejo del alma del pueblo. “Siempre he encontrado mi mayor inspiración en la gente”, me confesó, “es su energía la que me impulsa a seguir creando y explorando nuevos caminos”.
Ver esta publicación en Instagram
La Escuela de Danzas Mariara, bajo su guía, no es solo un lugar de aprendizaje; es un santuario donde se cultiva el amor y la disciplina, valores que Remigio transmite a cada nueva generación de bailarines. Con las puertas abiertas, esta escuela sigue siendo un refugio para quienes desean expresar sus emociones a través del movimiento, perpetuando así la rica tradición de la danza nacionalista.
Como conversamos entre risas y anécdotas, la Plaza Bolívar se llenaba de vida, reflejando la esencia de un hombre cuyo compromiso con la danza y su pueblo resuena en cada paso que da. Remigio Bernal es, sin duda, un testimonio viviente de que el arte puede transformar vidas y encender pasiones en el corazón de las comunidades.